(En homenaje a Nicanor Parra)
¡Viva el vino tinto!
¡Muera el vino
blanco!
He decidido gritarlo
a los cuatro vientos
A los cielos y a los
mares
en los bares y otros
lares
Dirán que no tengo
derecho,
que soy un profesor
con dientes de tabaco
y audífonos colgando como uvas
O que la vida se me
fue de las manos
cuando más necesario
era vivirla
No importa, aún en
los momentos
más grises de esta
vida no vivida
siempre he querido
gritar y hoy lo hago
con fuerza, sin
prudencia y con euforia
¡Viva el vino tinto!
¡Muera el vino
blanco!
Cuando me abandonen
las rimas
Cuando toda la
poesía sea letra vana
Cuando mis ojos de
espanto caigan
Yo volveré gritar
como ahora hago
Y con todo el cuerpo
puesto en mi alma
¡Viva el vino tinto!
¡Muera el vino
blanco!
Y si aún no ha
quedado claro
¿Deberé entonces
repetirlo?
¡Viva el vino tinto!
¡Muera el vino
blanco!