las palabras mágicas
no estaban en latín
ni
en alguna muerta lengua prehistórica
las
palabras mágicas las que podían hacer
que
mi mejor amigo amarrara las trenzas
de
mis zapatos o me dejara columpiar
en
su cuerpo eran las mismas que dirigía a la maestra
enfurecida
para explicar que la del siete
no
sería tabla de salvación.
por
eso a mi poesía le falta poesía
porque
la gracia verbal aparece
tan
sólo frente a la duda de un potencial
columpio
porque irrumpí en el templo
profanándolo
y la belleza
para
mí es un medio y la poesía un cebo
a
veces un escudo como cuando jugaba con mi nombre
porque
no salía el poema y decía alejo
yo
alejo y castro.