Fernando Mires - LAS LUCES DE GRECIA (Después de las elecciones del 20-S)






Desde un punto de vista cuantitativo poco ha cambiado en el escenario político griego. Después de las elecciones del Domingo 20 de Septiembre de 2015, Syriza, el partido de Alexis Tsipras, obtuvo en contra –una vez más– de las encuestas, un cómodo 35,5 %  superando con facilidad a su principal contendor Nueva Democracia (28%).
Desde el punto de vista cualitativo hay, sin embargo, cambios decisivos.
Por de pronto Syriza ha llegado a ser un partido dependiente del liderazgo de Tsipras. Más que en el programa electoral, la razón del rápido avance experimentada por el partido en los últimos días pre-electorales hay que buscarla en las grandes concentraciones públicas en las cuales el indiscutido líder desplegó todo su talento disuasivo a fin de atraer el llamado “voto joven”.
Alexis Tsipras ha logrado cambiar el carácter político de Syriza en un muy leve periodo. En las  elecciones de Enero, Syriza  emergió como el partido de las grandes reformas sociales en contra de la llamada troica  (CE, BCE y FMI) y del “imperialismo” de Ángela Merkel. En las de Septiembre, Syriza apareció en cambio como “el partido social del tercer rescate”, adoptando una clara línea europeísta. De este modo lo que estaba en juego en las elecciones de Septiembre no era la pertenencia de Grecia a la EU, sino la posibilidad de llevar a cabo el tercer rescate sin sacrificar demasiadas conquistas sociales.
La elección tuvo lugar así entre dos opciones del tercer rescate. Una de tipo social representada por Syriza y otra de tipo tecnocrático representada por ND. En ese sentido, resulta evidente que el candidato Vanguelis Meimerakis, presidente de ND, cometió un error táctico al anunciar que ND estaba de acuerdo en formar un gobierno de coalición con Syriza Esa proposición fue rechazada en términos enfáticos por Tsipras. Así, gracias a su oposición a ND, Tsipras logró asegurar la identidad de izquierda de su partido, hecho que le permitió remontar en los últimos tramos antes de la elección.
No obstante la de Syriza no es la misma izquierda de las elecciones de Enero. La versión actual es la de una izquierda más orientada hacia el centro político. Incluso su cohabitación gubernamental con la derecha nacionalista (ANEL) la obligará a social-democratizar aún más su programa de acción.
Uno de los grandes perdedores de las elecciones de Septiembre ha sido entonces el radicalismo de izquierda. La magra votación obtenida por Unidad Popular, la fracción ultraizquierdista escindida de Syriza, habla por si sola. Si a ello sumamos el hecho de que PASOK no ha podido levantar cabeza, habiendo sido superado por los nazis de Aurora Dorada, será posible afirmar que Syriza ha llegado a ser la nueva socialdemocracia griega del siglo XXl.
Syriza ya no es el partido de la polarización sino una alternativa de estabilidad.
Como suele suceder con los partidos antropomórficos, el cambio de Syriza fue el resultado de la transformación personal de Alexis Tsipras. El ayer líder irredento se ha convertido en un breve lapso en dirigente de una izquierda centrista y, por si fuera poco, en un interlocutor serio frente a la EU y los demás gobiernos europeos. Para la EU y para Grecia, una muy buena noticia.
Buena noticia también es que el tan temido desplazamiento masivo hacia la derecha fascista no ha tenido (todavía) lugar en Grecia. Cierto es que el 7% de Aurora Dorada no es poca cosa, pero los pronósticos auguraban que en un ambiente generado por la crisis migratoria –la que afectará a Grecia tanto o más que a muchas naciones europeas- los neo-nazis obtendrían una votación grandiosa. Los electores dieron sin embargo pruebas de cordura, las que se hicieron incluso presentes en la inesperada entrada al parlamento de la Unión de Centristas de Vasilis Valendis a los cuales Tsipras junto a lo que queda del PASOK podrá tener en cuenta en el futuro en caso de que las exigencias de sus actuales socios nacionalistas (ANEL) se tornen desmedidas.
Hollande y Merkel pueden estar, sino felices, por lo menos contentos. Hollande está a punto de ganar a un nuevo socio socialista y Merkel ve coronar sus esfuerzos orientados hacia una mayor estabilización política de Grecia.
La luz que viene desde Grecia no es por cierto radiante. Apenas menguante. Pero al fin y al cabo Selene (la Luna) diosa de la luz en la mitología griega, solo puede brillar en medio de la oscuridad.