Bravo: muy bien cortando centros. Con un
arquero así no se necesitan grandes cabeceadores ni defensas altos
Isla: al hombre de Buin le dijeron tanto que
tenía que disparar al arco que lo hizo de una vez y marcó el gol de su vida. Bien en defensa. Es garantía por el
lado derecho.
Medel: firme, fiero como siempre. Nadie sabe
como lo hace para ganar en los saltos a jugadores tan altos como son los
uruguayos. Definitivamente es defensa y no mediocampista. Un punto más para su
descubridor: Bielsa.
Jara: fue el único que jugó de un modo muy
uruguayo. Hasta la falta que cometió en Calvani - solo le metió el dedo en el
trasero: no lo mordió- lleva la marca de la gente del Plata.
Mena: como defensor firme, como atacante
diestro. Es lo que se espera de un carrilero.
Díaz: un partido normal en el ordenador del
“medio-retrasado”. Fue sacrificado en el cambio cuando Sampaoli, aprovechando
la inferioridad numérica uruguaya, comprendió que necesitaba adelantar líneas.
Valdivia: sigue siendo el enlace que Chile
necesitó en el Mundial. Difícil meter pases finos en una defensa tan poblada,
pero lo hizo. El toque a Isla llevó su firma. Hasta ahora es el que ha hecho
más pases-gol del campeonato.
Aránguiz: una hormiga, defiende, ataca, y siempre
está ahí cuando algún amigo necesita de su ayuda.
Vidal: le dieron durísimo, pero como es
inteligente se retrasó y disparó de lejos. Estuvo a punto de convertir el
segundo. Su rodilla quedó de nuevo en duda.
Sánchez: no era su noche. Un par de calesitas,
una arrancada por la izquierda y poco más. En el segundo tiempo despertó y
ayudó algo en el medio de la cancha.
Vargas: otra vez, el más débil del equipo. No
encuentra su juego y contra una defensa como la uruguaya no tiene muchas
posibilidades.
Entraron
después:
Fernández: hace ya tiempo que está pidiendo cancha.
Además de haber recuperado el talento, se le ve fuerte, con ganas de jugar,
voluntarioso.
Pinilla: casi no tocó la pelota pero su función
era llenar el hueco del centro para dejar más espacio en las puntas
Pizarro: entró para tranquilizar y controlar el
ánimo de sus compañeros, algo que se necesitaba en los momentos en que los
uruguayos estaban muy enardecidos.
Un breve
comentario: aparentemente
el árbitro sintió la presión del público (pasa en todas partes) pero ninguna de
las expulsiones puede ser considerada - de acuerdo al reglamento - errada. La
falta descalificadora de Jara no podía verla porque estaba de espaldas. Decir
que Chile ganó gracias al árbitro significa no entender nada de fútbol. Menos si se tiene en cuenta que los uruguayos no son el coro de los niños cantores de Viena. Chile
ganó porque supo desenvolver su juego de toque corto y a ras de suelo en contra
del juego de contragolpe largo que utilizan los uruguayos. Sampaoli impuso lo
que desde un comienzo anunció a la prensa: no caer en el juego épico del
adversario. Chile jugó a lo que sabe, con orden y lógica; y lo hizo bien.
Y no por último: el arquero urugayo tuvo mucho más trabajo que el chileno.
Y no por último: el arquero urugayo tuvo mucho más trabajo que el chileno.