Viernes de la Poesía - LAS CIUDADES Y LOS POEMAS




FEDERICO GARCÍA LORCA - NEW YORK (oficina y denuncia)

Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna;
un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas, lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría,
lo sé.  Pero yo no he venido a ver el cielo.
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre,
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones;
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros.
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, cantando, volando en su pureza
como los niños en las porterías
que llevan frágiles palitos
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles
en la patita de ese gato quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
No, no; yo denuncio,
yo denuncio la conjura
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.


VICENTE HUIDOBRO: LAS CIUDADES

En las ciudades
La gente habla
Habla
Pero nadie dice nada
La tierra desnuda gira todavía
Y hasta las piedras gritan
Soldados vestidos de nubes azules
El cielo envejece entre las manos
Y la canción en la trincheras
Los trenes se alejan sobre cuerdas paralelas
En todas las estaciones se llora
El primer muerto fue un poeta
Un pájaro escapó de su herida
El aeroplano blanco de nieve
Gruñe entre las palomas del atardecer
Un día
se ha perdido en el humo de los cigarros
Nublados del cielo
Nublados de las fábricas
Es un espejismo
Las heridas de los aviadores sangran en todas las estrellas
Un grito de angustia
Se ahogó en la bruma
Y un niño arrodillado
Alza las manos
TODAS LAS MADRES DEL MUNDO LLORAN


PABLO NERUDA: PARÍS 1927
París, rosa magnética,
antigua obra de araña,
estaba allí, plateada,
entre el tiempo del río que camina
y el tiempo arrodillado en Notre Dame:
una colmena de la miel errante,
una ciudad de la familia humana.

Todos habían venido,
y no cuento a los nómades
de mi propio país deshabitado:
allí andaban los lentos
con las locas chilenas
dando mas ojos negros a la noche
que crepitaba. Dónde estaba el fuego?


El fuego se había ido de París.

Había quedado una sonrisa clara
como una multitud de perlas tristes
y el aire dispersaba un ramo roto
de desvaríos y razonamientos.
Tal vez eso era todo:
humo y conversaciòn. Se iba la noche
de los cafés y eneraba el día
a trabajar como un gañán feroz,
a limpiar escaleras,
a barrer el amor y los suplicios.

Aún quedaban tangos en el suelo,
alfileres de iglesia colombiana,
anteojos y dientes japoneses,
tomates uruguayos,
algún cadáver flaco de chileno,
todo iba a ser barrido,
lavado por inmensas lavanderas,
todo terminaría para siempre:
exquisita ceniza para los ahogados
que ondulaban en forma incomprensible
en el olvido natural del Sena.



CONSTANTINO CADAFIS: LA CIUDAD

Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelvan, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste


ÒSCAR HAHN: CIUDAD EN LLAMAS

Entrando en la ciudad por alta mar
la grande bestia vi: su rojo ser
Entré por alta luz por alto amor
entréme y encontréme padecer
Un sol al rojo blanco en mi interior
crecía y no crecía sin cesar
y el alma con las hordas del calor
templóse y contemplóse crepitar
Ardiendo el más secreto alrededor
mi cuerpo en llamas vivas vi flotar
y en medio del silencio y del dolor
hundióse y confundióse con la sal:
entrando en la ciudad por alto amor
entrando en la ciudad por alta mar

Osvaldo Monsalve: De Andorra la Vieja (un extracto)

Esa su obscura apariencia, 
oculta tal vez una grandiosa luminosidad escondida. 
Para ello, basta con rememorarse

esa vivencia única, esa de contemplar
esos dibujos y esas pinturas y trazas
murales subterráneas a la luz de lámparas
o antorchas en Niaux, en Lascaux o en Altamira...

¿Por qué no? Desde el momento en que la imaginación
lo concibe, todo puede ser. Esas posibles entradas
se habrán borrado con el tiempo tal vez. 
Serán encontradas algún día o no serán encontradas nunca,
pero la sola posibilidad imaginada, ya es suficiente... 


YOLANDA PANTÍN: LAS CIUDADES INVISIBLES

"Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y de miedos" (Italo Calvino)

Escribir sobre el amor
los ojos calmos de Verona
-poesía eres tú-
Imaginar una ciudad invisible
como ella 
reflexionar sobre la muerte
y la fotografía
Ser fiel y atento
a todo lo que en ella se niega
suspicazmente
tácita y oblicua
recordar
-sobre todo-
que aquello que se ama
no existe

COROMOTO RENAUD: CARACAS VISTA A LO LEJOS

El Ávila se cubre de neblina
disuelve la ciudad
la transfigura

a sus pies los edificios emergen como estalgmitas urbanas
rodeados de colinas y arboledas

desde el norte la ciudad luce tranquila
desde el sur no se distinguen los apresurados transeúntes
las quemaduras en su piel
las marejadas ocurren en el metro
las bajas pasiones deambulan subterráneas

Caracas en un tiempo
tuvo miedo de voces que agrietan la tierra
en otro de la lluvia interminable

ahora lleva el miedo en la mirada
el sol de mayo brilla sobre El Ávila
alumbra los apamates y las acacias
las muchachas y muchachos que suben y bajan el cerro
es el sol de los venados que despierta la esperanza

ANTON JULIAN: CANTO A UNA CIUDAD POST-MODERNA

De la ciudad solo asoman sin humo 
las que fueron chimeneas
Una u otra antena televisiva interrumpe
los gritos del aire
Un avión suspendido en el espacio
para siempre
Un oceáno negro y sin olas ha cubierto
casi todo
Las puntas de los edificios, bancos, casas de seguro
sobreviven
También un letrero del Mc Donald
La cruz de la catedral es un negro nido
de cuervos
Ratas y cucarachas, palomas y hasta 
una gallina
disputan gotas de leche fría cayendo desde
la ventana
de la única casa donde nunca creció pasto
ni hierba
(Sex Shop puede leerse todavía sobre el tejado)

Un rayo de luz cae desde abajo hacia arriba
Un ángel asciende desde arriba hacia abajo 
Un niño y una niña lloran acurrucados
sobre la copa más alta de un árbol milenario
El ángel los abraza y los besa y luego
desde un Smart Phone hace un llamado
Okay, se escucha responder al ángel ciudadano
Un niño y una niña ríen acurrucados
Sobre la copa más alta del árbol milenario
Desde una alcantarilla de un desagüe
ha nacido
Una flor de mil colores, una sola, su pistilo
está erecto
Un insecto incoloro cae desde el sol sobre
la lluvia
hacia la flor, venida al mundo en el fondo
de una alcantarilla
El insecto alimenta su vuelo con la humedad 
del pistilo erecto
El insecto revolotea y entra por el vestido verde
de la verde niña
El niño baila como un loco borracho. La niña ríe
sobre la copa más alta del árbol milenario
La música no es música, es lluvia la que cae.

El amor es más fuerte que la muerte”: Lloras.