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Fernando Mires – LA UNIDAD POLÍTICA
- Para partir desde lo más elemental: Si hablamos
de unidad política tenemos que hacerlo en la perspectiva de una unidad de
las diferencias. Entre no-diferentes no puede haber unidad porque por
definición están unidos. La unidad surge precisamente de las diferencias.
Por eso mismo las diferencias no desaparecen con la unidad sino que se
mantienen, aunque subordinadas, a los puntos que llevan a contraerla. La
unidad, por lo tanto, solo rige con relación a los puntos unitarios y nada
más.
- En el sentido expuesto toda unidad política
implica una alianza. A la vez, toda alianza tiene lugar bajo un pacto.
Un pacto es contraído por dos o más partidos en función del cumplimiento
de un objetivo común. Sin embargo, no todo pacto implica una alianza. En
política como en la guerra puede haber pactos entre fuerzas enemigas. Los
pactos al interior de una alianza, en cambio, están determinados por un
objetivo común. En política un objetivo común supone la existencia de un
enemigo común. Con la derrota de un enemigo común termina el pacto y las
alianzas deben ser renovadas en función de otros objetivos, o simplemente
finiquitadas. En política no hay matrimonios por amor, todos son por
conveniencia.
- Las alianzas unitarias pueden ser de carácter
defensivo u ofensivo. En el vocabulario político las alianzas defensivas
reciben el nombre de frentes (ejemplo, los Frentes Populares
antifascistas aparecidos en la Europa de los años treinta). No hay frentes
ofensivos. Cuando las alianzas políticas son realizadas en términos
electorales, son defensivas y ofensivas a la vez. Defensivas son cuando se
trata de agrupar a fuerzas dispersas. Ofensivas, cuando llega el momento
de la batalla electoral.
- Una alianza de partidos no puede ser regida con
los mismos criterios que un partido político. Eso supone una dirección
colegiada de carácter permanente en donde deben ser debatidas diversas
acciones comunes. Luego, las divergencias dentro de una alianza no solo
son posibles sino, además, necesarias. Sin embargo, hay dos tipos de
divergencias: las que se refieren a temas que no están contemplados en el
pacto común y las que dicen relación con el pacto. El no acatamiento de
las condiciones que hacen al pacto pone en peligro a la unidad en su
conjunto.
- Si un partido de una alianza, el que estando de
acuerdo en luchar en contra del enemigo común, diverge radicalmente de las
formas, métodos y estrategias de lucha con respecto a los otros partidos
de la alianza, tiene dos posibilidades. Una es poner término al contrato
que lo llevó a la alianza y convertirse en una fuerza política
independiente. La segunda es actuar solo en determinados puntos de modo
unilateral y en otros de modo multilateral, posibilidad que precisa del
consentimiento de los demás miembros de la alianza. Si ese caso se da, una
acción unilateral nunca deberá ser realizada en nombre de la alianza
común, sino solo en nombre del partido unilateral. Para poner un ejemplo:
si un partido convoca a una acción con la cual no están de acuerdo o no
han sido consultados los demás partidos, su convocatoria solo podrá ser
dirigida a los seguidores de ese partido. Hacerla extensiva a otros
partidos significa usurpar las funciones de la dirección política común.
- En general las alianzas unitarias no siguen solo
las rutas dictadas por directivas colegiadas. Si así fuera, las alianzas
políticas serian simples organizaciones burocráticas. Es por eso que las
funciones de la dirección colectiva suelen asumirlas, en determinadas
circunstancias, los llamados líderes, es decir personas que por su
historial, prestigio o carisma, les son concedidas atribuciones para
convocar al conjunto unitario sin previa consulta ni deliberación. Pero
hay, como es sabido, dos tipos de líderes. Los líderes generales y los
líderes sectoriales. Los primeros son reconocidos por el conjunto de
sectores que forman una alianza (por ejemplo, Perón o Chávez). Los
segundos son solo líderes de un partido o de un movimiento. Por lo tanto,
como ocurre en el caso de los partidos unilaterales, dichos líderes no
tienen ningún derecho a imponer liderazgo sobre otros partidos o
movimientos que no los reconocen como líderes.
- Los auténticos líderes son líderes unitarios, es
decir, los que han sido capaces de aunar diversos desacuerdos en función
de denominadores comunes, sean programáticos o simplemente simbólicos. Por
esa misma razón, los auténticos líderes han llegado a serlo porque fueron
los primeros en respetar la unidad de las fuerzas que dirigían o
representaban. Gandhi o Mandela por ejemplo, ejercieron indiscutido
liderazgo gracias a la capacidad que poseían ambos para producir acuerdos
entre las diferentes discordias de sus respectivos movimientos. Ellos
entendieron que hacer política significa dominar, antes que nada, el arte
de sumar. Los que quieren ser líderes y solo conocen el arte de restar,
nunca serán líderes.
- Y para terminar, un twitter de la profesora María
Isabel Puerta: “De nada sirve hablar de Unidad sin practicarla. La
Oposición es un compromiso, no una fachada”.