Viernes de la Poesía - TRES POEMAS DE PRIMAVERA




Pablo Neruda: CON QUEVEDO EN PRIMAVERA

Todo ha florecido en 
estos campos, manzanos, 
azules titubeantes, malezas amarillas, 
y entre la hierba verde viven las amapolas. 
El cielo inextinguible, el aire nuevo 
de cada día, el tácito fulgor, 
regalo de una extensa primavera. 
Sólo no hay primavera en mi recinto. 
Enfermedades, besos desquiciados, 
como yedras de iglesia se pegaron 
a las ventanas negras de mi vida 
y el sólo amor no basta, ni el salvaje 
y extenso aroma de la primavera. 

Y para ti 
¿qué son en este ahora 
la luz desenfrenada, el desarrollo 
floral de la evidencia, el canto verde 
de las verdes hojas, la presencia 
del cielo con su copa de frescura? 
Primavera exterior, no me atormentes, 
desatando en mis brazos vino y nieve, 
corola y ramo roto de pesares, 
dame por hoy el sueño de las hojas 
nocturnas, la noche en que se encuentran 
los muertos, los metales, las raíces, 
y tantas primaveras extinguidas 
que despiertan en cada primavera.



Coromoto Renaud: PRIMAVERA

Hoy has  hecho estallar la primavera en mi boca
he vuelto a ser la mujer flor
tallo erguido
petalos abiertos
olor a jazmin

Hoy la brisa milenaria renace
el eco en el morichal no es un enigma 
un antiguo y persistente rumor 
te nombra

En este instante ya no soy una estrella errante
la soledad no erosiona mi playa
el amor danza a mis pies


Anton Julian: HOY HA ESTALLADO LA PRIMAVERA

Hoy, varios días después de la fecha de inicio
estalló la primavera muy cerca de mi casa.
La luz del sol ha partido a la luna en dos. 
La claridad del día rompió una daga sobre las hojas
frías ya de tanto invierno. Cuchillos de plata
atravesaron los vidrios de mi habitación
Y el viento ha moderado su verde soplo nupcial .

Hoy comienza de verdad la primavera,
los cienpies salieron de sus madrigueras,
las mariquitas de sus noches, las hormigas
de sus reinos, una abeja hizo una corona
de alas sobre mi cabeza y el día se ha llenado
con las flores blancas de los rododendros,
mientras las hortensias mostraban a todos
la promesa obscena de sus capullos en flor. 

Hoy ha estallado la primavera, y un rumor
intranquilo vuelve desde lejos, desde los siglos
a mi cuerpo cansado de hombre viejo.
¡Ah! si yo hubiera sido un caballo loco,
habría tomado a todas las praderas por asalto.
¡Ah! si yo hubiera sido un león, habría despertado
a todas las palomas del mundo con un rugido atroz.
¡Ah! si yo hubiera sido un gato, habría saltado
por sobre los tejados ensangrentados de mi barrio.
¡Ah! si yo hubiera sido un perro me habría convertido
por cinco minutos en un lobo siniestro y feroz.

¡Ah! si yo hubiera sido el hombre joven que una vez fuí,
habría salido a la calle a desfilar portando un letrero
“Hombre busca una mujer en celo para
comer juntos una naranja bajo el cielo”.
O quizás me habría acercado a una monja,
para decir en su oreja estas palabras de neruda:
“Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con las flores”

Hoy ha estallado la primavera, pero lo único que sé hacer,
y solo en defensa propia, es sentarme frente al escritorio
y escribir con cierta timidez uno de mis penúltimos poemas:
“Hoy ha estallado la primavera, mujer. Y todavía te quiero”