Mi corazón se ha estirado dicen los rayos X.
Con amable sabiduría el cardiólogo confirma.
Cardiomegalia llaman al síntoma los galenos.
(Cualquier constelación de pétalos violeta merecería un nombre como ese).
Mi corazón -me digo- se cansó de vivir entre estrecheces.
Y decidió, sensatamente, ganar unos milímetros a sus vecinos enlas mezquinas veredas de mi pecho.
Ahora los afectos bailan sueltos.
Sin tropezarse los pies unos con otros.
Los amores así son más amores.
Pueden valsar sin incómodos corsets…
Dios es magnánimo. Eso dicen.
Conmigo quiso, además, ser juguetón:
Hizo de mi corazón su diversión de plastilina.
Con infantil antojo agrandó el bolsillo de sangre.
Donde la vida guarda la inescrutable danza de los tiempos.