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Que no se le escape nada.
Que no quede un solo acto sin derecho a manifestarse.
Cualquiera que sea (como su visita reciente a esa Andorra),
constituirá coherente ese todo suyo,
recorrido por esa savia divina y potente...
No estaba en su intención de ir y fue tan solo porque su hija inició Marzo
con su matrimonio civil en la embajada de Andorra. Aún no se daba cuenta de que ese era un nuevo rendez-vous con la
luz que no cesa.
Ya, desde su introducción gradual por el contrafuerte de “Les Corbières” y
luego por los Pirineos mismos, se le anunciaba ese territorio, aparte y único,
por mas que él supiera por la jerga de la Pintura, que todo y cada elemento que
se presenta a su espíritu, es aparte y es único también.
Llegados dificultosamente a la cumbre fronteriza, por una nieve copiosa
azotando, les esperaba descender alegremente en ese gran circo que se
desplegaba entre variados macizos pirenaicos, dejando transcurrir ese pequeño y
escondido país que en forma de V discurre en el fondo del valle en una sola
ruta-nervio espinal de ese mundo.
Serpenteando y espejeando, según el querer de ese grave relieve...
Gravedad originada en esa blancura de la nieve, haciendo resaltar
estentórea, esa oscuridad de la roca.
Gravedad en medio de ese silencio apacible, provinciano. Pero, un provincialismo que era contradicho
por esa sociedad de consumo tan urbana; así como también por la ausencia de un
tipo social-étnico predominante!..
Pero había allí otra cosa,
era como una gravedad más antigua, enraizada en el paisaje, más primordial
en suma. Él la sentía como saliendo,
rupestre, del interior de la montaña, al deslizar por la cantidad de galerías y
de túneles, que unen ese país con la Francia y con la España. Eso le trajo el recuerdo de todas esas
pinturas, no lejos de ahí, prehistóricas, que se pueden visitar en Niaux, en el
Ariège francés y en las cercanías...
Así, él miraba en todo ese entorno de montañas que le rodeaba, tan obscuras
e impenetrables en apariencias.
¿Por qué no imaginar que ellas estaban todas provistas de grutas, galerías
y cavernas profusamente decoradas?
Por otra parte, cuando quiso saber del porqué de ese nombre calificativo
de ese país, “la Vieja”, la evidencia era categórica, a pesar de su ambigüedad
administrativa: se trataba de su
identidad inmediata y geológica, remontando a la era prehistórica
pirenaica. Era, es ese país, para el
resto del mundo, un territorio perdido, una humanidad escondida, que deja a la
soberbia de las viejas monarquías de Francia y España, ocuparse de su
protectorado. Lo que explica por qué
los ingleses allí no se impusieron.
Esa su obscura apariencia, oculta tal vez una grandiosa luminosidad
escondida.
Para ello, basta con rememorarse esa vivencia única, esa de
contemplar esos dibujos y esas pinturas y trazas murales subterráneas a la luz
de lámparas o antorchas en Niaux, en Lascaux o en Altamira... ¿Por qué no? Desde el momento que la imaginación lo
concibe, todo puede ser. Esas posibles
entradas se habrán borrado con el tiempo tal vez. Serán encontradas algún día o no serán encontradas nunca, pero la
sola posibilidad imaginada, ya es suficiente...
PAUSA LUMINOSA:
Todo se
manifiesta al Ser que se expone a la Luz, promete Pablo, pero que también todo
Ser se manifestará en la Luz es implicado:
He aquí este territorio nuestro de la noche de los Tiempos, cuyo ser
permanece al abrigo de la luz, aun no manifestada, todavía.