Hoy he estado
leyendo sobre el Big Bang y sobre el Big Crunch
en términos
poéticos, nada nuevo: lo que nace muere, lo que muere nace
así como la
noche y el día cuando cambian por otra, su piel morada
a veces
abriendo un hilo de fuego donde parecieran bailar ninfas
todo
aumentando y decreciendo y yéndose para volver otra vez,
como si el
mundo fuera un simple río heráclito Y borgeano,
y nada más
Hoy he estado
leyendo sobre el Big Bang y sobre el Big Crunch
y supe que en
sus origenes, lo que somos, no era sino un circuito primigenio
y que los
quarks cohabitaban felices en fiestas de amor inexplicables
y que al
comienzo hubo un fondo de maligna y oscura energía
y que después
de todo lo imposible nacieron: las mariposas de las larvas,
las risas de
las penas, los cantos del silencio, las noches de la muerte
de cada día
Hoy he estado
leyendo sobre el Big Bang y sobre el
Big Crunch
y ¿sábes? He
pensado que tal vez no fue así. He pensado
que el Big
del Bang y el Crunch del Big, es decir lo que somos
y hemos sido,
son solo dos estadios intermedios de un alma jamás ida
en medio de
ese universo gris de tantas galaxias que rodean tu pelo,
y el brillo de
tu cara, cuando bebes el té frío, en esta tarde nublada
de Enero