El pasado comienza a ser pasado, efectivamente, cuando ha pasado. Dejar atrás el pasado significa avanzar hacia el futuro. Si uno no se libera del pasado no hay pasado, porque el pasado está presente; y por eso mismo, tampoco hay futuro; hay sólo presente; y como dice Arendt, el presente es sólo un hueco, un vacío entre dos tiempos infinitos. Es por eso que quien ha perdido la voluntad de futuro (y la voluntad en su forma de deseo siempre existe hacia el futuro) yace suspendido en el vacío, el que como todo vacío es tenebroso y desolador. Solamente podemos encontrar la causa de los hechos del pasado después que hemos abandonado a ese pasado; en un viaje sin regreso a través del tiempo; hacia ese futuro que nos contiene y seguirá adelante después de nuestra muerte, llevando consigo hasta el polvo de aquellos lugares donde una vez estampamos nuestras huellas, dejando detrás un recuerdo, o quizás sólo el recuerdo de un recuerdo (una melodía, un libro, un par de frases, una casa vieja, un árbol; y hasta algunos odios). Leer