La noticia recorrió el mundo. Lilian Tintori pidió al
nuevo partido español “Podemos”, así como a su flamante secretario general
Pablo Iglesias, que intercediera a favor de la puesta en libertad de su esposo,
el conocido dirigente político social-demócrata venezolano Leopoldo López.
La petición de Lilian Tintori no solo sorprendió a
“Podemos”. Pues para nadie es un misterio que dirigentes de ese partido
mantienen larga amistad con personeros del régimen venezolano. No obstante, la
petición se encuadra perfectamente en una tradición del mundo democrático, a
saber, que más allá de diferencias políticas o credos ideológicos, a todos los
demócratas une la misma adhesión a los principios articulados en la Carta Internacional
de los Derechos Humanos, principios que al haber sido aceptados por todas las
naciones firmantes, poseen un carácter universal. Como dijo el ex presidente de
Costa Rica, Óscar Arias, premio Nóbel de la Paz: “En democracia no hay presos
políticos”.
Gracias al seguimiento de esa tradición, quienes somos o
venimos del Cono Sur latinoamericano sabemos que cientos, quizás miles de
mujeres de presos políticos argentinos, chilenos y uruguayos, recorrieron el
mundo, igual como hoy lo hace Lilian Tintori, pidiendo por la libertad de
sus esposos recluidos injustamente en prisión. Ese clamor colectivo encontró
oídos receptivos en diversos gobiernos y partidos del mundo, tanto de
izquierda, de centro y hasta de derecha. Gracias a esa solidaridad internacional,
muchos presos políticos pudieron recobrar su libertad y así lograr unirse con
sus esposas e hijos.
Con mayor razón se explica la petición de la valiente
Lilian Tintori si tomamos en cuenta que “Podemos” intenta mostrarse en la
plataforma política como un partido portador de la esperanza de una renovación
ética en contra de los excesos y faltas cometidas por algunos políticos de la
clase política española.
¿Qué mejor oportunidad requiere Pablo Iglesias y los
suyos para demostrar ante la opinión pública internacional, e incluso ante sus
propios seguidores que los principios éticos que proclaman se encuentran por
sobre amistades personales y cuestionables ideologías? (valga la redundancia:
todas las ideologías son cuestionables).
Pablo Iglesias, sin embargo, pidió a Lilian Tintori que enviara todos los detalles del caso para que “Podemos” “evaluase su
procedimiento”. Respuesta más bien digna de un tinterillo de tercera clase que
de un alto dirigente político. ¿Qué hay que evaluar en el caso de Leopoldo
López? Amnistía Internacional pidió por su libertad inmediata. El alto
comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Husein
no solo la pidió, la exigió. Lo mismo han hecho representantes políticos de
diversas latitudes.
La actitud dilatoria de Pablo Iglesias solo se explica si
para tomar una decisión él necesita discutir con los dirigentes más “duros” de
su partido. La verdad, hay que convenir en que si es así, Lilian Tintori les ha
puesto un hierro caliente en las manos.
“Podemos”, gracias a la petición de Lilian Tintori,
enfrenta un dilema existencial: O exige a Maduro de modo perentorio, es decir,
sin dilaciones ni medias tintas, la puesta en libertad de Leopoldo López, o
muestra al mundo que los de “Podemos” también “podemos” ser unos perfectos
hijos de puta.