Caminó rápido a ocultarse
dentro del primer
rayo de sol
caído por
casualidad sobre la tierra
Le sorprendió el
pálido color
de los crocuses,
la violenta amarillez
de los narcisos,
la suave irrupción
de las prímulas,
el primer botón
de un dedal sin
aguja, más la púrpura
sangrienta de la
flor del obispo
y el crecimiento
insolente y prematuro
de las moradas
aquilegias en celo
Pronto llegará la
primavera sin vivaldi
Amanecerán rosas
y claveles desnudos
Incitando a gozar
una orgía perpetua
hacia sus tristes
ojos, azulosos de frío
“como os ven y no
os cubren dios mío”
La vida asoma
casi igual cada año
con pasión de
animal adolescente
y el siente en el
nudo ciego de su cuello
durante un lento,
angustioso segundo
el grito del
artista loco y suicida
que una vez quiso
ser pero jamás fue
Abrió el libro
verde en la misma página
del nevoso y feo
mes de febrero
La vida es un viento –leyó- o una brisa,
a veces un temporal y él, y él
el poeta viejo ya
no es más de lo que es
El es solo un
triste recuerdo del invierno