Es natural que de esta suerte de reacomodo de placas tectónicas debajo de la MUD surjan liderazgos emergentes y hasta nuevas organizaciones que enriquecerán la confrontación que habrá que dar en los dos años de paz electoral. Pero, desviar los argumentos con ataques fortuitos contra uno de los mejores líderes de la oposición y valiente denunciante de un régimen cuasi totalitario, me parece una soberana tontería.
El adversario, no lo olvidemos, no es otro que el improvisado que hoy gobierna y cuya ignorancia lo está llevando a terminar de cumplir la misión que dejó a mitad de camino el comandante que se murió.
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