Nelly Arenas - DEMOCRACIA Y ALTERNANCIA



Alternabilidad es un término que forma parte de la familia de vocablos ligados a la democracia. El mismo alude a la posibilidad de relevo periódico de los gobernantes por la vía de mecanismos legítimos a fin de evitar la perpetuación de una elite o un gobernante en el poder. La alternabilidad de autoridades ocurre principalmente a través de elecciones.

La concreción del principio de alternancia supone la existencia previa de reglas adecuadas y eficaces capaces de garantizar la convivencia democrática en una determinada colectividad. De este modo, la alternancia será producto de un proceso electoral ecuánime y respetuoso, en el que todos los actores involucrados confíen plenamente acatando sus resultados sin objeciones. En este sentido, la democracia consiste en un sistema de normas compartidas que permiten participar de idéntica manera a todos los individuos en la determinación de las decisiones y orientaciones políticas de la comunidad en la cual viven, formulando y reformulando periódicamente las propias preferencias, según observación de Michelangelo Bovero. Para Adam Przeworski, la democracia es un arreglo político a partir del cual la gente escoge gobiernos por medio de elecciones teniendo la posibilidad razonable de removerlos. Según este politólogo, la democracia tiene un valor intrínseco: permite a una colectividad decidir de vez en cuando por quien será gobernada y, en alguna medida también, como será gobernada. En democracia podemos poner al mando a gobernantes que creemos que nos gustarán y destituir a aquellos que no nos gustan, puntualiza Przeworski.

La alternancia democrática se produce de manera pacífica, no violenta, en tanto que es producto del procedimiento de “contar todas las cabezas sin cortar ninguna de ellas, ni la de los electores, ni la de los elegibles”, advierte Bovero. Como se ha dicho, la alternabilidad se hace posible cuando existen condiciones previamente acordadas y estatuidas a fin de que la misma tenga lugar.

En Venezuela, teóricamente, existen esas condiciones; están previstas constitucionalmente como puso de relieve en entrevista reciente, la dirigente política Mercedes Malavé. En efecto, el artículo 6 del título 1 de nuestra Constitución, indica taxativamente que “el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.

No obstante, a lo largo de este cuarto de siglo de ejercicio de los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolas Maduro, el chavismo se las arregló para desmontar progresivamente los controles institucionales a través de múltiples medidas contrarias a la estructura republicana y democrática. Este trabajo de desmantelamiento institucional se inició tempranamente en contra de la misma Constitución de 1.999 siendo esta vulnerada, una y otra vez, con el propósito de afianzar el poder de la elite “bolivariana”. Coinciden los académicos dedicados a estudiar el populismo, en que este es el principal peligro de los movimientos de ese corte cuando acceden al poder. En esta perspectiva, Venezuela es reconocida en la literatura sobre el tema como un caso paradigmático. La deriva autoritaria que tomó el régimen fue correlato obvio de esa demolición de las instituciones. La pérdida de autonomía y contrapeso al Ejecutivo del resto de los poderes del Estado, es expresión palmaria de este hecho. Así, por ejemplo, el poder electoral se ha comportado en estos largos años como un apéndice del presidente y del partido de gobierno, dificultando indeciblemente la alternancia democrática como es bien sabido. La panoplia de acciones que han acompañado en paralelo esta distorsión institucional va desde el ventajismo de todo tipo de los candidatos oficiales, hasta las inhabilitaciones y persecución de los de la oposición con mayor chance de ganar.

“La derecha trimardita no va a llegar al poder en Venezuela y me comprometo a no permitir que ganen las elecciones el 28 de julio” ha dicho Nicolas Maduro. Por su parte, el ministro de la defensa, general Padrino López, en aberrante contradicción con su rol, ha asumido explícitamente la bandería de la revolución, al señalar que el 28 de julio “se elegirá entre el colonialismo y la patria” exhortando al pueblo a “no volver al colonialismo” y a los soldados a “tener un corazón con la llama eterna del anti-imperialismo”. Estas dos amenazas del régimen, la civil verbalizada por el presidente y la militar por el ministro de la defensa, muestran una clara disposición de la elite gobernante de impedir el traspaso del poder.

El autoritarismo puede ser leído de múltiples maneras pero es, ante todo, pérdida de la libertad política. Esta última es, en palabras de Giovanni Sartori, “una coexistencia en libertad con la libertad ajena y una resistencia a la falta de libertad”. Resistir es lo que los factores democráticos en Venezuela han hecho a lo largo de este cuarto de siglo. No por casualidad, en todas las concentraciones llevadas a cabo por María Corina Machado en las ciudades y pueblos del interior del país, la gente pide en un solo grito, libertad. Libertad para poder celebrar el “cambio en paz” como ha señalado Omar Barboza, líder de la Plataforma Unitaria venezolana. Libertad para construir una Venezuela que recupere su perdida democracia; una Venezuela en la cual los ciudadanos puedan decidir en las urnas, sin ninguna clase de obstáculos, quienes serán sus representantes.

Bibliografía

Bovero Michelangelo (2020) Democracia, alternancia, elecciones en httpttp:archivos.j.unam pdf

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Diciembre de 1999-marzo de 2000.

Przeworsky Adam (2022) Valor y esencia de la democracia (Conferencia) en Posmonición política www.posmonicionpolitica.com

Sartori Giovanni (2009) La democracia en 30 lecciones edic. Taurus , Bogotá.