Nicolás Maduro ha sido percibido en la opinión pública internacional como uno más de la tanda de líderes populistas que ha copado el paisaje político del mundo en las últimas décadas. Desde una perspectiva académica, sin embargo, una mirada más detenida nos revela que el presidente venezolano no encaja estrictamente en este tipo de liderazgo si nos atenemos a los rasgos puntualizados por los estudiosos del fenómeno populista. Veamos.
La entrada de las masas a la política en América Latina ocurre de la mano del populismo. La crisis del sistema oligárquico luego del crack de 1929, hizo posible que irrumpieran las demandas de las masas por mayor participación democrática conculcada por las oligarquías. Pero la masificación de la política por sí sola no explica el fenómeno populista; es el vínculo que las masas establecen con un líder lo que da lugar al mismo. De acuerdo a Fernando Mires, masificación y líder son componentes infaltables de todo movimiento o gobierno populista. El populismo emerge cuando un líder individual, procura o desempeña el poder de gobierno. El populismo reposa fundamentalmente en el respaldo masivo de la población, su última ratio, como indica Kurt Weyland. Demás está recordar los casos de Juan Domingo Perón en Argentina o Getulio Vargas en Brasil para apelar a dos ejemplos clásicos.
Este apoyo está precedido por el carisma del líder. Por carisma entendemos con Weber, esa gracia especial, ese don divino, que se emparenta con el elemento religioso, pues crea un encuentro místico de la masa con el líder. De manera pues que todo liderazgo populista posee un ingrediente carismático. En los populismos se produce lo que Durkheim, en su estudio sobre las religiones, percibió como fenómeno de “efervescencia colectiva”, un estado de exaltación, de éxtasis en el cual se fusionan el líder y sus seguidores. Las masas electrificadas por el verbo y la gestual del líder se juntan en una experiencia carismática similar a la religiosa en virtud de los ritos y símbolos que caracterizan a esta última en palabras de Blanca Deusdad.
Ninguno de estos dos elementos, el apoyo masivo y el carisma, están presentes en el liderazgo de Nicolás Maduro. Cuando Chávez lo unge como su sucesor, fue necesario compensar su falta de carisma recurriendo a la figura del presidente fallecido, a partir de la cual se desarrolló la campaña electoral de 2013. Esto recuerda la maniobra que se hizo en la Unión Soviética cuando, desaparecido Vladimir Lenin, fue necesario dotar a un burócrata opaco, sin gran ascendiente sobre los estratos populares, como fue Joseph Stalin, de un carisma manufacturado por el partido bolchevique mitologizándolo frente a las masas (Strong y Killingsworth en Arenas). Estaba en juego, nada menos, que la continuidad del primer experimento del socialismo real en el mundo.
En ausencia de estos dos cruciales elementos, Maduro se ha valido de una narrativa que replica la de Hugo Chávez. De modo que es posible en este plano descubrir sin mucho esfuerzo, continuidad entre ambos. Sin perder el núcleo que subyace en el discurso, el mismo se va adecuando a las situaciones que van presentándose conservando, no obstante, su núcleo fundamental. Valiéndonos del análisis elaborado por Adriana Bolívar sobre el discurso de Chávez, podemos distinguir algunas claves que varían muy poco en el que ha desplegado Maduro a lo largo de estos años. Ellas pueden resumirse así: un lenguaje accesible a las masas, amor incondicional por el pueblo, construcción simbólica del adversario como enemigo, visión simplificadora de la política reducida a amigos o enemigos del pueblo y una búsqueda continua de chivos expiatorios para culparlos de los padecimientos del país. A propósito del reciente anuncio de reformas con vistas a la consolidación del estado comunal, Maduro diría:
‘’En el año 2023 vamos con un cohete para el crecimiento… para la recuperación… vamos a recuperar las heridas de la guerra económica y las sanciones. No podemos dejar que surja un modelo caprichoso egocéntrico por líderes que lo quieren imponer. Debemos impedir que lleguen a una alcaldía, una gobernación. Debemos impedir que lleguen incluso a la presidencia… ¿Por qué creen que me dan la mano en el mundo? Porqué soy chévere, porque soy bonito… Es por la fuerza del pueblo”.
Este pequeño párrafo evidencia las claves discursivas analizadas por Bolívar. En él Maduro actualiza el chivo expiatorio refiriéndose a las sanciones como causa única de todos los males solapándose así las responsabilidades de un gobierno cuya política llevó al país al colapso económico mucho antes de que aparecieran las sanciones.
Llegados a este punto nos preguntamos si es suficiente la presencia de una retórica populista para calificar a un líder como tal. Francisco Panizza ha insistido en que, aunque el populismo no depende necesariamente de la existencia de un líder como nos lo muestra el caso del Partido Justicialista en Argentina luego de desaparecido Perón, el populismo se convierte en situaciones así en una tradición sembrada en los mitos, las instituciones y el discurso oficial de la organización. Sin embargo, a pesar de que pueda hablarse de partidos, regímenes y gobiernos populistas, asegura Panizza, es principalmente la relación del líder y sus seguidores lo que concede a la política populista su manera distintiva de identificación.
En el caso de Maduro, como hemos sostenido, no es posible hablar de una fusión carismática con los adeptos a la revolución bolivariana como sí fue el caso de Chávez. Es más bien la figura de Chávez la que ha impulsado el vínculo a pesar de los esfuerzos que han desarrollado sus asesores por presentarlo como una figura carismática. Ni siquiera el recurso mítico del presidente obrero, ha tenido arraigo en la población. A pesar de tales esfuerzos, Maduro no ha logrado adquirir fisonomía y estatura como líder populista independientemente de que el entorno cultural y político coadyuven con ello.
Referencias Bibliográficas
Arenas Nelly, (2016) Nicolas Maduro ¿populismo sin carisma? Cuadernos del Cendes vol. 28 num. 76 enero-abril.
Bolivar Adriana(2019) “La construcción discursiva del populismo autoritario” Francoise Sullet-Nylander, María Bernal, Chrisphe Premat &Malin Roitman editores Political discourses at expressions of populism in romance-speaking countries Stockholm Studies in Romance Languages. Stockholm, University Press. doi.org . 2019 Web.
Deusdad Blanca (2003) “El concepto de liderazgo político carismático”, Opción, año 19 , num. 41.
Panizza, francisco (2009) ‘’El populismo como espejo de la democracia” Introducción. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
Quintero, Luisa “Nicolás Maduro se mueve para avanzar hacia el Estado comunal con reforma de siete leyes” en www.talcualdigital 15-11-2022.
Weyland, Kurt (2004) Clarificando un concepto: “El populismo en el estudio de la política latinoamericana” en Releer los populismos Diálogos Caap. Quito.