Esta fue la despedida.
Algunos amigos se vinieron,
y el que no se vino había dejado de ser amigo.
Esta fue la velada.
Vacilante retardó el paso
y sacó nuestras almas a la ventana.
Este fue el tren.
Midiendo el país en volandas
y deteniéndose por la angostura de alguna que otra ciudad.
Esta es la llegada.
El pan ya no se llama pan
y cuando el vino lo nombramos en lengua extranjera
la conversación ya no es la misma.