Guy Sorman - MARXISMO EN RUSIA

La filosofía marxista no es de ninguna utilidad para vaticinar el curso de la historia, pero si obviamos su aspecto mesiánico, puede servir para comprender el presente, especialmente la relación que existe entre los comportamientos políticos e ideológicos (la «superestructura») y las condiciones económicas (la «infraestructura»). Según Marx, y simplificando en extremo su pensamiento complejo, son las circunstancias económicas las que orientan las decisiones políticas e influyen en las ideas dominantes. Es discutible y simplista, pero no es necesariamente falso o, en cualquier caso, puede ser cierto en parte.

Este análisis me parece bastante oportuno actualmente en una Rusia que estalla por todas partes: en Bielorrusia, que, al contrario que Ucrania, ha sido siempre una provincia rusa (Bielorrusia solo se convirtió en un Estado en 1948 para otorgar un voto más a la URSS en la ONU); en Jabárovsk, en Siberia; y en el centro, en Moscú, con Alexéi Navalni, el adversario envenenado y némesis inalterable de Putin. A diferencia de los levantamientos de finales de la década de 1980 en la URSS, en la época de Gorbachov, que fueron sobre todo revueltas nacionales contra el imperialismo ruso en Polonia, en los países bálticos, en Georgia o en Chechenia, son rusófonos de pura cepa los que exigen ahora en Minsk, Jabárovsk y Moscú que se marchen sus dirigentes, tachados de ineficaces, corruptos y violentos. En definitiva, se cuestiona todo el sistema de Putin, incluso en Minsk, un satélite de Moscú. Es en este momento cuando el marxismo resulta esclarecedor.

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