LOS NAÚFRAGOS
Las olas los
arrastraron sin piedad  
Fueron arrojados
como peces muertos sobre la arena.
Despertaron
lentamente, bebieron leche de coco 
aprendieron a
hacer grandes, imponentes fogatas 
con maderos
secos, cada noche. Todas las noches 
los encendían en
espera del barco luminoso
que los llevaría
de regreso al país natal, 
allí donde estaban las costumbres y las lenguas,
los ritos y
las deudas, y así pasaron los años,
todas las noches,
cada día, encendiendo una fogata 
en medio de una noche apareció un barco luminoso.  
Los naúfragos se
miraron aterrados, 
apagaron con agua
de mar a la fogata
y entraron a la
noche más oscura de sus vidas
En esa isla donde
nadie los veía. 
En esa isla donde
donde nadie los espera. 
En esa isla donde
nada los separa.
Nunca más
brillaron las fogatas de las noches. 
EL RODODENDRO SE
ESTÁ SECANDO
Nada pero nada de
agua 
le cae 
Arriba ha
aparecido con odio un pino 
inmenso 
He intentado
cortar con las pocas 
fuerzas que me
quedan 
algunas ramas del
pino 
inmenso 
Hasta que de
pronto 
-como quien no
quiere la cosa-
 apareció un huequito 
Nació, además, un
poco de sol 
(algo parecido al
calor humano) 
El rododendro se
está secando 
y hoy ví algo
verde oscuro en su madera
En la parte más
alta de una desnuda 
rama 
En esa mancha
verde he puesto
todas mis
esperanzas, todas.
No sé si
entiendes lo que te estoy diciendo
FRENTE A LA
ENCINA DE LOS MUERTOS
Escribir un poema
sentado al borde 
del abismo 
comiendo un rico
helado 
de fresa 
debajo de la
encina de los muertos
mientras cuento
los segundos 
tictac
que me separan
del cielo y del amor, 
pienso 
que la vida 
nos fue conferida
para que la viviéramos, 
simplemente para
que la viviéramos. 
Los sentidos, las
funciones, las ideas, las enaguas, 
y las encinas de
los muertos
los fuimos
inventando los hombres a lo largo del camino. 
Solo para
justificar lo injustificable
Y a este aire
azul que no sé de donde y por qué me llega
La utopía de los viejos vive y
muere del pasado
EL ETERNO RETORNO
Cae el agua, 
llueve, 
y el tiempo pasa.
y viene. 
Destino
inescrutable el de los vivientes
Las cosas 
los preceden, 
el ritmo de la
vida toda 
late en una
arteria, nos vamos 
y al mismo tiempo
estamos
entre las calles
y las ruedas, 
entre los vapores
y las máquinas 
entre las
oficinas y las flores 
en los lares, en
los mares y también en otros bares
Así vistas las
cosas, el primer llanto 
de cada niño
es una declaración
de guerra 
hecha desde la
muerte 
hacia la nada. 
Es el ser, es el
ser del ser.  
Es el destino del
ser 
Es el eterno
retorno del ser 
Es el ser del
ser. Es el que precede al ser del estar
Es el ser que
solo podemos ver cuando estamos
Y el que solo
podemos conocer cuando no estamos
Ahí esta la madre del cordero
¿cachai?
ELOGIO AL
PENSAMIENTO FUGAZ
Quien se pone en
pose de pensar nunca pensará, 
hará como que
piensa 
El pensamiento,
el verdadero, el de verdad, 
el fugaz
es un asaltante
de caminos, es una flecha artera 
que te atraviesa
la muela 
hasta llegar al
paladar y del paladar 
hacia tu alma va.
Y después no
vuelve. No vuelve nunca más
Está en el
recuerdo 
de la sonrisa
fortuita que te dedicó la dama 
mientras volteaba
su trasero como una hoja de otoño
Está en el
viento: en ese viento desde donde sopla 
el enigma de las
cosas, 
y en el amor de
los pobres de espíritu 
y en la malvada
majestad de los tsunamis, 
E incluso en la
divina mosca que se cagó 
en  el vidrio de tus anteojos
solo para mantener
el aparente orden 
de los que se han
ido para siempre.
El pensamiento no
es una llama, 
es una luz, 
no es un fuego,
es una chispa, 
es fugaz,
es fugaz,
muy fugaz  
Es un llamado que
viene desde más allá de tu muerte, 
y aún más allá
hacia donde tú no
eres ni serás. 
Donde tu no
estás.
Es la voz
indescifrable 
de una vida que
nadie sabe donde nace.
Es, al fin, como
es el amor, 
según nos dijo la
Carmen de Bizet:  
Un hijo de
gitanos que no obedece a ninguna ley.
