Tienes que aprender a perderte de ti mismo
abandonar sin dolor el mundo donde habitas
dejar atrás las deudas y las cuitas rompiendo
el himen que separa a la noche de los días 
Tienes que aprender a leer bajo un farol apagado
a responder cada elogio con un gesto de fastidio 
y saber buscar el camino más directo
que ha de llevarte hacia las puertas del infierno
Tienes que aprender a calentar la nieve en el horno
a dormir con la ventana abierta esperando el grito 
a rezar sin nombrar a Dios, pero con la lengua afuera
a vagar como orate  por la calle,
persiguiendo sombras
Yo nunca – fue mi experiencia-  hice
nada de eso
Ve el hielo que atraviesa cada
uno de mis versos