A despecho del deseo de “unidad” de la
sociedad boliviana, la inscripción de binomios en alianzas o partidos en
solitario arrojó mueve (9) candidaturas. Esa era la trampa de las inéditas
‘primarias” a celebrase el 27de enero del próximo año: inscribir el binomio
oficialista, en medio del corre-corre de los otros.
No pasó
inadvertido, pues en las escalinatas, Evo Morales perdió el zapato. ¿Augurio de
su Termidor, aunque el servil tribunal Electoral ya lo haya habilitado, con
anticipación?
La oficialista es
una dupla ilegal e ilegítima, pues viola el artículo 168 de la Constitución
Política del Estado, que permite solo una reelección continua, e ignora el
referéndum del 21 de febrero (21F) de 2016, que dijo NO a su pretendida cuarta
reelección: 2005, 2009, 2014 y la cuarta probable de 2019.
¿Podría haber
tenido hoy otro resultado el experimento político de primarias, camuflado bajo
el manto de “democratización interna”? Poco probable, pues el apuro táctico
oficialista les permitió inscribir su único binomio, ahora, un año antes de las
generales de octubre 2019. Dejaron escaso tiempo, para la construcción de
alianzas opositoras: apenas dos meses. Trabajo de orfebrería por la pluralidad
de partidos políticos, intereses, tamaño, militancia, y porque la boliviana es
una sociedad heterogénea, fragmentada, con predominio de informalidad
económica, conservadora, expuesta a la manipulación de iluminados salvadores de
la patria.
¿Para qué las
primarias internas, entonces, si todos los partidos han inscrito solo un (1)
binomio, que costarían Bs. 27 millones frente a necesidades básicas
insatisfechas? Porque en río revuelto, el oficialismo metió su reincidente
dupla, sin inmutarse por un padrón electoral plagado de fallas e inscripciones
ilegales, amén del uso y abuso de los recursos del Estado a favor del espurio
binomio.
La Ley de
Organizaciones Políticas ignoró el contexto real de la sociedad política, luego
de 13 años de acosos políticos, mordazas y ‘guillotinas judiciales’. Fue una
práctica nada normal, merced a un Poder Judicial cooptado por el Ejecutivo que
puso en práctica la ‘judicialización de la política’ contra la oposición. Desde
el Legislativo, merced a sus 2/3, primó el verticalismo oficialista y se
desterró la cultura del debate y la confrontación de ideas.
Dicha Ley ignoró
las plataformas ciudadanas que en defensa del 21 F se movilizan y marchan a la
sede de gobierno para exigir respeto a la voluntad popular. No los detiene que
el cuarto poder del Estado, con tres días de anticipación, fallara a favor de
la habilitación del inconstitucional binomio. Era previsible. ¿Algún ingenuo
creyó que el poder concentrador iba a dejar cabos sueltos? Empero, ese dictamen
no significa que “la suerte está echada”.
Nada ni nadie detiene las marchas, ni las vigilias, ni el paro cívico,
ni los bloqueos. Hoy como ayer exigimos respeto a la Ley y al voto popular. Y
nadie podrá impedir que el grito de “Bolivia dice NO” retumbe, aunque Morales
se tape los oídos.
Habría que
investigar si su forma de actuar, responde a un muy criollo “a mi manera”, al
filo de la legalidad, o en la ilegalidad misma dada su violenta práctica
cocalera, que cultiva la hoja de coca, materia prima de la cocaína. ‘A su
manera’ Morales confesó que un día su padre llevó un cordero a la escuela y sin
haber cursado séptimo grado, estaba inscrito en octavo y seguía con sus
compañeros de sexto.
Hace 10 años
tuvimos otro ejemplo: “Yo le meto nomás, aunque sea ilegal”, y que después lo
arreglen los abogados, “para eso han estudiado”. Como eco de aquel “le meto nomás”, hace poco
afirmó que estar sometido a las leyes, a veces “no se puede hacer nada…Las
normas tienen que respetar al pueblo… no pueden estar por encima del pueblo…
hay que adecuar (las)a las necesidades del pueblo boliviano”.
La pregunta obvia
es ¿por qué no respeta él la voluntad. del pueblo boliviano, expresada en el
Referéndum 21 F que le dijo NO a su cuarta candidatura? ¿Por qué no respeta el
168 de la Constitución, redactada por asesores valencianos y amigos del Podemos
español (creadores del ‘Estado Plurinacional’) que permite solo una reelección?
Morales reitera
de que llegaron al poder “no como inquilinos”, sino para “quedarse
indefinidamente”, bajo el desvarío político de que la reelección indefinida es
un “derecho humano”. Como si en Bolivia fuésemos idiotas, un servil Tribunal
Constitucional, forzando la lógica jurídica, se escudó en el art. 23 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) para justificar el pase
libre de Morales a su cuarta elección. La comisión sí reconoce el derecho
humano de votar y ser elegido en “elecciones periódicas auténticas”, pero no a
ser reelecto indefinidamente. Criterio corroborado por la Comisión de Venecia:
la reelección no es un derecho humano, pues no lo estipula ninguno de los
tratados internacionales y constituciones nacionales vigentes.
De ahí que el
binomio oficialista es inconstitucional y trucho de cabo a rabo, porque “le
mete nomás”. Disfrazados de demócratas, Evo Morales y Álvaro García van oleados
y sacramentados por el Tribunal Electoral, que no tuvo ni el valor ni la
decencia de inhabilitarlo.
Nos queda la
resistencia en las calles en todo el país. Bolivia dijo y dice NO.